11 Del cual tenemos mucho que decir, y difícil de declarar, por cuanto sois tardos para oír. 12 Porque debiendo ser ya maestros de otros , si miramos el tiempo, tenéis necesidad de volver a ser enseñados, de cuáles sean los primeros elementos de las palabras de Dios, y sois hechos tales que tenéis necesidad de leche, y no de mantenimiento firme. 13 Que cualquiera que participa de la leche, es inhábil para la palabra de la justicia, porque es niño; 14 mas de los perfectos es la vianda firme, es a saber de los que por la costumbre tienen ya los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal.
1 ¶ Por lo cual, dejando ya la palabra del comienzo en la institución del Cristo, vamos adelante a la perfección, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de las obras de muerte, y de la fe en Dios, 2 de la doctrina de los bautismos, y de la imposición de manos, y de la resurrección de los muertos, y del juicio eterno. 3 Y esto haremos, a la verdad, si Dios lo permitiere. 4 Porque es imposible que los que una vez recibieron la luz, y que gustaron aquel don celestial, y que fueron hechos partícipes del Espíritu Santo; 5 y que así mismo gustaron la buena palabra de Dios, y las virtudes del siglo venidero, 6 y recayeron, sean renovados de nuevo por arrepentimiento colgando en el madero otra vez para sí mismos al Hijo de Dios, y exponiéndolo a vituperio. 7 Porque la tierra que embebe el agua que muchas veces vino sobre ella, y que engendra hierba a su tiempo a aquellos de los cuales es labrada, recibe bendición de Dios. 8 Mas la que produce espinas y abrojos, es reprobada, y cercana de maldición, y su fin será por fuego.
9 ¶ Pero de vosotros, oh amados, esperamos mejores cosas que éstas y más cercanas a la salud, aunque hablamos así. 10 Porque Dios no es injusto que se olvide de vuestra obra y el trabajo de la caridad que habéis mostrado en su nombre, habiendo ayudado a los santos y ayudándoles. 11 Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin para cumplimiento de su esperanza, 12 que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.