8 ¶ Los diáconos asimismo, honestos, no de dos lenguas, no dados a mucho vino, no amadores de ganancias deshonestas; 9 que tengan el misterio de la fe juntamente con limpia conciencia. 10 Y éstos también sean antes probados; y así ministren, si fueren irreprensibles. 11 Las mujeres asimismo honestas, no detractoras; templadas, fieles en todo. 12 Los diáconos sean maridos de una sola mujer, que gobiernen bien sus hijos y sus casas. 13 Porque los que bien ministraren, ganan para sí buen grado, y mucha confianza en la fe que es en Cristo Jesús.