9
Como todo el pueblo lloraba al escuchar las palabras de la ley, el gobernador Nehemías, el sacerdote y escriba Esdras, y los levitas que explicaban al pueblo el sentido de la ley, dijeron:
«Este día está consagrado al Señor, nuestro Dios. No hay razón para que lloren y se pongan tristes.»
10
También dijeron:
«Vayan y coman bien, y tomen un buen vino, pero compartan todo con los que nada tienen. Éste día está consagrado a nuestro Señor, así que no estén tristes. El gozo del Señor es nuestra fuerza.»
11
También los levitas animaban al pueblo y le decían:
«Ya no lloren. No estén tristes, porque hoy es un día sagrado.»
12
Entonces todo el pueblo se fue a comer y a beber, y a compartir su comida; y pasaron el día muy alegres, pues habían entendido las explicaciones que les habían dado.