14 Por tanto, teniendo un gran Pontífice, que penetró los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. 15 Porque no tenemos un Pontífice que no se pueda compadecer de nuestras flaquezas; mas tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. 16 Lleguémonos pues confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia, y hallar gracia para el oportuno socorro.
1 PORQUE todo pontífice, tomado de entre los hombres, es constituído á favor de los hombres en lo que á Dios toca, para que ofrezca presentes y sacrificios por los pecados: 2 Que se pueda compadecer de los ignorantes y extraviados, pues que él también está rodeado de flaqueza; 3 Y por causa de ella debe, como por sí mismo, así también por el pueblo, ofrecer por los pecados. 4 Ni nadie toma para sí la honra, sino el que es llamado de Dios, como Aarón.
5 Así también Cristo no se glorificó á sí mismo haciéndose Pontífice, mas el que le dijo: Tú eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy;
6 Como también dice en otro lugar: Tú eres sacerdote eternamente, Según el orden de Melchîsedec.
7 El cual en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fué oído por su reverencial miedo. 8 Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; 9 Y consumado, vino á ser causa de eterna salud á todos los que le obedecen; 10 Nombrado de Dios pontífice según el orden de Melchîsedec.