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Gen. Rev.
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Ask a Question»Cuando coseches tu trigo, no siegues hasta el último rincón de tu campo, ni espigues la parte segada.
Él les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?»
Simón Pedro respondió: «¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente!»
Entonces mandó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era Jesús, el Cristo.
Cada uno debe permanecer en la condición en que estaba cuando fue llamado.
Ustedes han sido comprados por un precio; por lo tanto, no se hagan esclavos de los hombres.
Puesto que muchos se vanaglorian según los criterios humanos, también yo puedo vanagloriarme.
Pero tampoco tenga ninguno vergüenza si sufre por ser cristiano. Al contrario, glorifique a Dios por llevar ese nombre.
No rebusques tu viña, ni recojas las uvas que se te caigan; déjalas para los pobres y los extranjeros. Yo soy el Señor tu Dios.
David nunca le había llamado la atención, ni lo había reprendido por su comportamiento. Además, Adonías era un joven muy apuesto y había nacido después de Absalón.
Ellos dijeron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, que es Elías; y otros, que es Jeremías o alguno de los profetas.»
Entonces Jesús le dijo: «Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló ningún mortal, sino mi Padre que está en los cielos.
Un día, mientras Jesús se apartó para orar, les preguntó a los discípulos que estaban con él: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
Hermanos, cada uno de ustedes debe permanecer ante Dios en la condición en que estaba cuando él lo llamó.
Lo digo para vergüenza mía: ¡para eso fuimos demasiado débiles!Pero si otros tienen el descaro de vanagloriarse (hablo como un loco), también yo puedo hacerlo.
Tres veces he sido azotado con varas; una vez he sido apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar.
pero fui descolgado en un canasto por una ventana de la muralla, y así me libré de caer en sus manos.
Al contrario, alégrense de ser partícipes de los sufrimientos de Cristo, para que también se alegren grandemente cuando la gloria de Cristo se revele.
Sin embargo, no invitó al profeta Natán ni a Benaías, ni a los hombres importantes, y tampoco a su hermano Salomón.
«Habla con Zorobabel, que es el gobernador de Judá, y dile: “Yo voy a hacer que tiemblen los cielos y la tierra.