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Gen. Rev.
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Ask a QuestionY los asnos monteses se ponían en los altos, aspiraban el viento como los chacales; sus ojos se ofuscaron, porque no había hierba.
Si nuestras iniquidades testifican contra nosotros, oh Jehová, haz por amor de tu nombre; porque nuestras rebeliones se han multiplicado, contra ti pecamos.
Porque he venido para hacer disensión del hombre contra su padre, y de la hija contra su madre, y de la nuera contra su suegra.
El que hallare su vida, la perderá; y el que perdiere su vida por causa de mí, la hallará.
Y les mandó bautizar en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días.
Ni por ellos partirán pan por luto, para consolarlos de sus muertos; ni les darán á beber vaso de consolaciones por su padre ó por su madre.
Y se espantaron los fieles que eran de la circuncisión, que habían venido con Pedro, de que también sobre los Gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.
Entonces respondió Pedro: ¿Puede alguno impedir el agua, para que no sean bautizados éstos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?
En tu mano encomiendo mi espíritu: Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad.
Aborrecí á los que esperan en vanidades ilusorias; Mas yo en Jehová he esperado.
Y Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo es posible.
Y luego el padre del muchacho dijo clamando: Creo, ayuda mi incredulidad.
Enmudezcan los labios mentirosos, Que hablan contra el justo cosas duras, Con soberbia y menosprecio.
Y hablé á los trasportados todas las palabras de Jehová que él me había mostrado.
Y vino luego su fama por toda la provincia alrededor de Galilea.
Y luego toda la gente, viéndole, se espantó, y corriendo á él, le saludaron.
Entonces fué traído á él un endemoniado, ciego y mudo, y le sanó; de tal manera, que el ciego y mudo hablaba y veía.
Nadie puede saquear las alhajas del valiente entrando en su casa, si antes no atare al valiente y entonces saqueará su casa.
Ya no hablaré mucho con vosotros: porque viene el príncipe de este mundo; mas no tiene nada en mí.
Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.