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Gen. Rev.
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Ask a Questionhasta la tierra de los quenitas, los quenizitas, los cadmoneos,
los hititas, los ferezeos, los refaítas,
los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos.»
Y Abrán creyó al Señor, y eso le fue contado por justicia.
Y Abrán respondió:«Señor, mi Señor, ¿y cómo sabré que la he de heredar?»
Pero vino a él palabra del Señor, y le dijo:«Tu heredero no será éste, sino tu propio hijo.»
Y tú te reunirás en paz con tus padres, y serás sepultado en buena vejez.
También dijo Abrán:«Mira que no me has dado descendencia. Mi heredero será un esclavo nacido en mi casa.»
Bajaban las aves de rapiña sobre los cuerpos muertos, y Abrán las ahuyentaba,
pero al caer el sol el sueño venció a Abrán, y le sobrevino el temor de una gran oscuridad.
Después de estos sucesos, la palabra del Señor vino a Abrán en una visión. Le dijo:«No temas, Abrán. Yo soy tu escudo, y tu galardón será muy grande.»
Entonces lo llevó afuera, y allí le dijo:«Fíjate ahora en los cielos, y cuenta las estrellas, si es que las puedes contar. ¡Así será tu descendencia!»
Abrán tomó todos estos animales, y los partió por la mitad, y puso las mitades una frente a la otra; pero no partió las aves.
Abrán respondió:«Mi Señor y Dios, ¿qué puedes darme, si no tengo hijos, y el mayordomo de mi casa es ese damasceno Eliezer?»
El Señor también le dijo:«Yo soy el Señor. Yo te saqué de Ur de los caldeos, para darte esta tierra como herencia.»
Y después de cuatro generaciones volverán acá; porque hasta ahora no ha llegado todavía a su colmo la maldad de los amorreos.»
El Señor le dijo:«Tráeme una becerra, una cabra y un carnero, todos de tres años. Tráeme también una tórtola y un palomino.»
Pero también yo juzgaré a la nación a la cual servirán, y después de eso ellos saldrán de allí con grandes riquezas.
Entonces el Señor le dijo:«Debes saber que tu descendencia habitará en una tierra extraña, y que allí será esclava y la oprimirán durante cuatrocientos años.
Y sucedió que, cuando el sol se puso y ya todo estaba oscuro, podía verse un horno humeante y una antorcha de fuego, la cual pasaba entre los animales divididos.